Los resultados del 2014 muestran una reducción en los accidentes mortales y en los indicadores de seguridad.
“Cada vez más las empresas optan por controles de seguridad, orientados a la prevención, eliminación, sustitución, aislamiento y controles de ingeniería”, destaca Fernando Borja, gerente general del ISEM.
La seguridad y la salud ocupacional de los trabajadores están inmersas en cada uno de los procesos productivos de las unidades mineras, con la finalidad de que sus operaciones se realicen de manera correcta, productiva, segura y sin dañar el medio ambiente.
Los resultados en el 2014 nos muestran una significativa reducción de los accidentes mortales y en los indicadores de seguridad, principalmente los índices de frecuencia y severidad.
En relación a los accidentes mortales, se han producido 32 accidentes, la estadística más baja en la minería pero aún lejos de la meta de 0 fatalidad.
Sobre esta mejora, Fernando Borja, gerente general del Instituto de Seguridad Minera (ISEM), enfatiza en darle importancia a los trabajos críticos.
En el 2014, la cantidad de trabajadores se ha reducido en 13 mil con respecto al 2013.
“Debemos manifestar que se observa una mejora sostenida ya que la curva de accidentes viene disminuyendo desde el 2010. Sin embargo, el análisis de accidentabilidad considerando solo los accidentes fatales puede llevarnos a conclusiones equivocadas, es por ello que debemos analizar otros indicadores que tienen en cuenta la cantidad de trabajadores en la actividad minera”, explica.
Por otro lado, respecto al Índice de Frecuencia (IF), este ha disminuido en un 6% en comparación con el 2013. A su vez, es el sexto año consecutivo que este indicador muestra un descenso. En tanto, el Índice de Gravedad o Severidad (IG) ha disminuido en 17% debido a la disminución de los accidentes mortales.
Como consecuencia de la caída de los dos indicadores anteriores es que el Índice de Accidentabilidad (IA) también ha caído en un 22%, en comparación con el 2013.
DESPRENDIMIENTO DE ROCAS, PRINCIPAL CAUSA DE ACCIDENTES
En los últimos años el tipo de accidente que ha producido la mayor cantidad de muertes son los accidentes por desprendimiento de rocas con un 28%, seguido de los accidentes de tránsito con un 25%. “Varios de estos accidentes han ocurrido fuera de las unidades mineras. Por supuesto, no hay que perder de vista a los accidentes relacionados con derrumbes, operación de maquinarias, caída de personas y otros”, alerta Fernando Borja.
La implementación de los sistemas de seguridad y salud en el trabajo están entrando en muchas empresas a un estado de madurez. Cada vez, más las empresas optan por controles de seguridad duros, orientados a la eliminación, sustitución, aislamiento y controles de ingeniería.
Así lo afirma Fernando Borja, quien añade que “por supuesto que todas las acciones orientadas al cambio cultural o desarrollo de una cultura preventiva en todos los niveles de la organización son vitales para la prevención de accidentes, es por ello que las actividades de capacitación y motivación de la mano de un liderazgo organizacional son las claves del éxito”.
El gerente general del ISEM recuerda que organizaron, en el 2005, el primer taller de prevención de caída de rocas. Participaron alrededor de 60 profesionales del sector y se determinó que estos accidentes ocurren por el factor humano, la calidad de la masa roca, perforación y voladura, el sostenimiento, el método de minado y la gestión de la seguridad y salud. “A partir de estas conclusiones las empresas mineras han implementado sus áreas de geomecánica y han determinado las estrategias necesarias para implementar controles relacionados a estas seis causas principales”, destaca.
IMPORTANCIA DEL COMPROMISO
“Las empresas han mejorado notablemente en la implementación de sus sistemas de seguridad y salud, el mejoramiento de su infraestructura, la capacitación y el desarrollo de la cultura de seguridad en sus operaciones”, comenta Fernando Borja.
“Por ejemplo, actualmente muchas empresas mineras han certificado sus sistemas de gestión, han realizado cambios en los procesos (método de minado), que son más seguros y más productivos”, complementa.
Asimismo, se ha empezado a emplear tecnología como maquinaria a control remoto, incluso en equipos subterráneos, para que los trabajadores no estén expuestos a posibles derrumbes en los frentes de trabajo.
“También las empresas están realizando inversión en capacitación de los trabajadores con la finalidad de contar con personas competentes y que conozcan los controles de los riesgos a los cuales están expuestos. Creemos que el cambio cultural se está dando, pero debemos seguir esforzándonos para lograr los niveles deseados”, precisa el especialista del ISEM.
Por otro lado, la misma normativa legal establece rigurosos estándares de seguridad. A ello, se suma un permanente trabajo de fiscalización por parte del OSINERGMIN, para verificar el cumplimiento de estas normas.
HOJA DE RUTA PARA OPTIMIZAR LA SEGURIDAD
Al ser consultado sobre el objetivo de llegar a cero accidentes ocupacionales en el 2021, Fernando Borja manifestó que “estamos en ese proceso.
“Actualmente, estamos elaborando una hoja de ruta con especialistas en seguridad para su implementación en el 2016. Este documento será una hoja de consenso que se presentará a los empresarios, posiblemente a través de la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía”, dio a conocer. Esta hoja de ruta estará a disposición de las empresas mineras que quieran asumir compromisos de cumplimiento con respecto a la seguridad laboral.
“La idea es avanzar como sector y alcanzar el objetivo de lograr cero accidentes en el 2021. Con las empresas que se unan, se espera abarcar a 100 000 trabajadores, lo que equivale a la mitad de la población minera formal del Perú”.
Este documento contempla tres elementos fundamentales. El primero es el liderazgo, que puede ser el elemento más influyente para una gestión de seguridad exitosa. El segundo principio es la gestión del riesgo; y el tercero está enfocado al desarrollo cultural y a los hábitos, a la forma cómo las personas actúan frente a los riesgos. “Estos son las tres piedras angulares que sostendrían a este proceso de planeamiento”, asegura Borja.
CERTIFICACIÓN A EMPRESAS Y PERSONAS
Los procesos de certificación basados en competencias laborales constituyen esfuerzos importantes de concertación entre los sectores empresariales, de trabajadores y del Estado por desarrollar las capacidades y potencial de la fuerza laboral. En nuestro país está avanzando en obtener una estrategia nacional, tomando a las competencias laborales como una herramienta estratégica de mejoramiento de la productividad.
Fernando Borja manifiesta que “el marco normativo nacional ha propuesto la formulación de una matriz de delimitación de competencias y asignación de funciones por niveles de gobierno, alcanzando especialmente a las regiones”. Según señala, se han elaborado los criterios del proceso de certificación de competencias laborales, que define roles al interior del estado, pero también de la sociedad civil en los mecanismos de definición, consulta y desarrollo de la certificación de competencias.
Este sentido de la norma propone de modo especial la necesidad de mecanismos de acreditación institucional que en un futuro cercano establezcan formalmente el cómo, para qué y con qué, de quienes se certifiquen y puedan así acceder a su reconocimiento. De modo específico los protocolos del servicio de certificación de competencias laborales que incluyen los aspectos de autorización, evaluación y certificación ya han sido aprobadas.
“Se espera que el proyecto de ley brinde la ratificación de los procesos ya en curso, así como mentener los mecanismos de consulta y necesaria participación de todos los agentes involucrados para la definición inmediata de prioridades y validación de dichos procesos por su necesaria efectividad y no solo su eficiencia”, opina Borja.
“Existe un esfuerzo importante del Ministerio de Trabajo en la certificación de competencias laborales, como perfiles ocupacionales registrados en el catálogo nacional por sectores de mayor potencial de crecimiento. Se han formulado al menos 78 perfiles ocupacionales que abarcan a 233 puestos de trabajo”, explica.
No obstante, “debe hacerse notar que este proceso necesario de consulta, requieren de mayor energía y recursos a fin de poder no solo redactar y aprobar los documentos técnicos necesarios, sino para cultivar el clima institucional y organizacional de los agentes de implementación, asistencia y asesoría técnica, monitoreo y evaluación”, recomendó.
“NECESITAMOS CREAR ESTÁNDARES NACIONALES”
Artemio Paredes, director gerente del Instituto Nacional de Seguridad para la Industria Peruana (INSEIP), considera que existen varios desafíos en torno a la seguridad, “pero principalmente estas están relacionadas con las líneas maestras que deben venir desde el Estado. Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer”, refiere.
“Realmente el gran desafío en el sector minero es crear estándares nacionales en materia de seguridad para que todas las empresas se desenvuelvan bajo los mismos parámetros y además se ayuden entre ellas a generar una cultura de seguridad preventiva y predictiva, en todas las empresas mineras”, sugiere.
“Yo no recomiendo ningún modelo o algún programa específico, más bien recomiendo que cada empresa cree su propio programa en base a su realidad y cultura, pero insisto que el Estado debe dar las pautas o crear las líneas maestras para que todas las empresas obligatoriamente tengan su propio sistema o programa de seguridad”, aclara Artemio Paredes.
El INSEIP viene trabajando en proponer a las autoridades, empresas y trabajadores implementar un sistema de gestión integrado para gerenciar los riesgos en seguridad, salud ocupacional, medio ambiente, calidad, respuesta ante emergencias y responsabilidad social.
“Tenemos un programa con herramientas claves para implementar un programa enfocado a la seguridad basada en el comportamiento – SBC, en cada empresa de cualquier rubro o actividad, lo que buscamos es optimizar los sistemas existentes sin duplicar ni crear doble trabajo”, da a conocer.